Experiencia única

Memoria, naturaleza y tecnología. Estas son las claves sobre las que está diseñada la experiencia de los Camiños de Andar ao Mar

MEMORIA porque la propuesta comienza con una ruta trazada sobre los senderos que abrieron nuestros antepasados en su ir y venir diario. La intervención sobre los mismos es mínima, lo justo para que su tránsito sea más sencillo. Memoria también porque en el camino irás descubriendo huellas e historias de aquellas gentes.

NATURALEZA porque ella lo envuelve todo, con el sonido del mar como banda sonora, con la inmensidad del océano siempre en el horizonte y con la riqueza más escondida, que te ayudaremos a descubrir, de los dos espacios Red Natura 2000 que unen los Camiños.

TECNOLOGÍA porque quisimos que la puesta en escena sea un valor añadido. En la Caseta de Pepe do Cuco, el centro de visitantes de los Camiños, vivirás una experiencia como en ningún otro espacio etnográfico. Los recursos técnicos, con una automatización única en este tipo de centros, crean un discurso singular para contar una historia inimitable.

La palabra de los antepasados y el sonido del mar

Ya antes de echar a caminar, sentirás que te estremece el entorno. El batir del mar, el horizonte infinito a un lado y las laderas que ascienden al otro estarán siempre presentes. Ocasionalmente saldrán al paso el zumbar del viento, el aullido del cernícalo o la arena de las playas.

Pero además, te ayudaremos a descubrir otros secretos, más ocultos, de nuestro paisaje y de nuestra historia. Pequeñas pinceladas sobre los animales que te sobrevuelan o que nadan a pocos metros de ti; también relativas a los oficios del mar o a episodios trágicos, como los naufragios del Ariete y del Prestige.

Y, como gran protagonista, además de ese poderoso paisaje, la memoria de las gentes del mar que te desvelamos en la Caseta de Pepe do Cuco. El lugar escogido no puede ser más adecuado, una auténtica caseta de pescador en Portocubelo, Lira, uno de los grandes núcleos marineros de Carnota que, fruto de una larga tradición, cuenta con cofradía, puerto pesquero y lonja propios. También, a pocos metros, aún son visibles los restos de las factorías de salazón, testimonio de la primera industrialización del litoral.

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